viernes, 6 de marzo de 2009

El orgullo del trabajo

La carpintería es mi vida.

Lo dijo sin levantar la vista mientras que con un formón sacaba una
partícula de viruta de una figura que estaba tallando en la oscura madera.

Sopló despacio, luego le pasó la mano como acariciando su obra..

Este primo de mi mamá, del que yo conocía parcialmente su historia estaba orgulloso de su oficio, era carpintero , Carpintero ebanista como decía muy serio cuando le preguntaban por su trabajo.

Su padre, literalmente un ignorante y analfabeto inmigrante ruso que huía de los pogrom donde habían asesinado a casi toda su familia, había venido medio de polizón trabajando luego en un carguero , para establecerse en Argentina.
Sin oficio y sin conocimiento del idioma, su única opción fue la de juntarse con otros paisanos que le ayudaron a encontrar un precario techo y conseguir un trabajo como la mayoría de los inmigrantes eorupeos.
Acostumbrado a las penurias, Argentina le pareció el paraíso.
Venía de Siberia, viviendo siempre con miedo ,frío, hambre y el peligro de ser asesinado por los cosacos borrachos , por el solo hecho de ser judío, y se encontró en un país de clima agradable, donde la comida era lo que sobraba, donde se podía trabajar de lo que se quisiera o se consiguiera, donde si no molestabas a nadie, nadie te perseguía y se convenció de que ese era el lugar donde quería vivir y formar su familia.
Al poco tiempo, se casó, con una inmigrante rusa por supuesto y tuvieron 3 o 4 hijos... Lamentablemente su esposa , falleció muy jóven , cosa nada extraña en una época donde cualquier complicación de un parto podía terminar en tragedia.
Viudo, con un trabajo inestablec,cchangas, casi sin saber hablar castellano, así que decidió que para que sus hijos tuvieran alguna educación , techo y comida, lo mejor sería internarlos en un asilo . Dicho así suena a cuento de terror, pero parece ser que en los años 20 no era tan raro ir a parar a un asilo por diversas causas.Entre ellas , quedarse huérfano o como en este caso sin madre y que el padre no se animara a cuidar y educar a sus hijos.
La cuestión es que este primo lejano se crió casi toda su niñez y adolescencia en un asilo para huérfanos manejado en parte por monjes terciarios capuchinos que le inculcaron la disciplina del trabajo.
A él le tocó el taller de carpintería. En esos años el asilo, hoy desaparecido , tenía un inmenso taller donde los pupilos debían aprender el oficio de carpintero desde el principio, comenzando por la limpieza.
Con escobas que ellos mismos construían , barrían y dejaban sin una mota de polvo todo el taller antes de las 6 de la mañana en que se comenzaba el trabajo. Los encargados de la limpieza, comenzaban a las 3 y media o 4 de la madrugada , pasando un trapo a todas las máquinas, y luego barriendo hasta dejar limpio y ordenado el inmenso taller.
Luego tomaban todos juntos un frugal desayuno de mate cocido con leche y pan y a las 6 en punto llegaban los pupilos más avanzados a trabajar y los encargados de la limpieza debían ser ayudantes , moviendo maderas y alcanzando todo lo que se necesitara.
Se hacía una pausa al mediodía para comer venían luego un par de horas para aprender las primeras letras y se seguía trabajando hasta las 8 .
Venía el baño obligatorio, el lavado de la ropa de trabajo, la cena , una hora de "recreo" y a dormir ....
Esta rutina no se interrumpía nunca en todo el año, ya que no había lo que se llama vacaciones y lograba que se incorporara una disciplina de trabajo tan estricta , que todo el día estaba dedicado a realizar actividades útiles y parecía un grave pecado estar holgazaneando o perdiendo el tiempo.Los terciarios también intentaron catequizarlo, pero sin demasiado
entusiasmo por lo que la religión no fué parte importante de su aprendizaje.
Le encantó de entrada el taller. Sus olores a maderas de distintas clases, sus ruidos, sus máquinas.Poco a poco fue aprendiendo y reconocido por sus maestros de taller , se convirtió con el paso de los años en un "carpintero ebanista" , máximo galardón reservado para unos pocos alumnos dotados de una mezcla de oficio y artesanía.
Salió del internado para ir a cumplir con el servicio militar obligatorio.
El ejército le pareció un paraíso al lado del internado. La disciplina militar era natural en su vida. Enseguida un capitán que conocía sus antecedentes , lo llamó para que le hiciera unas reparaciones en su casa quedano tán conforme con su trabajo que lo recomendó a otros oficiales y así pasó un par de años de servicio militar sin hacer una sola maniobra o manejar un arma, reparando los muebles de los oficiales del batallón que lo premiaban con un trato especial , comida (de la que comían ellos) y una habitación separada del resto de los reclutas, que vivían todos juntos en un pabellón.Por supuesto le ofrecieron que se quedara en el ejército como artesano, pero él deseaba tener una vida civil, fuera de alguna institución donde había pasado encerrado toda su vida.
Le dieron de baja con honores y salió por primera vez en su vida , a la calle sin tener que volver obligatoriamente a su encierro.
Inicialmente pasó por la casa de su padre, que lo recibió e invitó a quedarse solamente por un tiempo.
Al día siguiente consiguió trabajo como ayudante de carpintero y sereno en un taller cercano solucionando 2 problemas, el de trabajo y el del alojamiento.
En poco tiempo el dueño reconoció que ese ayudante no era cualquier "negrito" sino que tenía cualidades que lo hacían un excelente trabajador.
Antes de que pasara el primer año, ya era oficial carpintero.A los cinco años , jefe de taller y ebanista , encargado de los trabajos más finos e instructor de los novatos.
Con el paso de los años, algunos ahorros y muchos clientes satisfechos, logró poner su primer taller, que luego se fue ampliando hasta convertirse en una fábrica de muebles de estilo.
Dejó a sus hijos , una fábrica funcionando , un salón de ventas y una marca acreditada .
Pero el motivo de toda esta introducción no es solo contar la historia de mi primo segundo, es la de contar la historia de una persona que sorteó todo tipo de adversidades para convertirse en un orgulloso profesional de la madera.
Y este es el tema que me convoca. el orgullo de la profesión.
Ese ser anónimo que de la nada surge , crece y hace crecer con él a los que lo rodean.
No se queja, no pide "que le dean" planes ni limosnas.
No hace huelgas ni piquetes.
No corta calles ni toma edificios públicos...
Cree que la política es algo sucio y se dedica a ensuciarse las manos , pero con el trabajo honrado.
Ese ser anónimo que es el SER NACIONAL sin el cual el país volverá a ser colonia, no importa de qué signo , porque las colonias son todas iguales....y no hace falta ser invadidos para eso, porque la colonización es psicológica, mental , incluye la autocamplacencia, la baja de autoestima, el desprecio por los valores cívicos , morales y familiares. y lleva indubitablemente a la disolución como nación.

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